El principio del Ritmo nos muestra que todo en el Universo se encuentra en constante transformación y movimiento, y dentro de él nada está inmóvil o estancado.
Este principio es perfectamente observable: todo en el Universo nace para alcanzar una cumbre, decaer y destruirse, completando un ciclo vital y volviendo a comenzar. Esto ocurre en todos los planos: personas, pueblos, civilizaciones, planetas... El símbolo de este principio es el péndulo.
El principio del ritmo, junto con el de polaridad, mantiene el proceso de la vida. La vida se mueve rítmicamente entre dos polos, ( vida - muerte ) y el secreto está en mantener la tensión y el equilibrio entre ellos. La polaridad y ritmo comandan al organismo en sus más delicados procesos. La enfermedad es el quebrantamiento del ritmo o la perturbación de la polaridad de los sistemas que componen el cuerpo.
Este flujo y reflujo se manifiesta no solo en nuestro cuerpo, sino también en nuestras emociones, instintos, pensamientos, e incluso en las diferentes situaciones vitales que vivimos.
La persona crea sus propios estados rítmicos de acuerdo a la naturaleza de las acciones que, al repetirse, terminan tomando un ritmo, positivo o negativo. Son muchos los ejemplos, en el transcurso de la vida cotidiana, que son fruto de ritmos creados por actos, tanto inconscientes como deliberados.
A través de la transmutación mental es posible elevarse por sobre la oscilación rítmica y polarizarse en el polo deseado pero esto sólo es posible a través de la elevación del nivel de conciencia y el ejercicio de la voluntad.
A través de la transmutación mental es posible elevarse por sobre la oscilación rítmica y polarizarse en el polo deseado pero esto sólo es posible a través de la elevación del nivel de conciencia y el ejercicio de la voluntad.
En el caso de estar inmerso en un ritmo negativo, la tendencia natural es que ese ritmo se mantenga, y solo podrá cambiarse con una toma de conciencia y ejerciendo la voluntad para crear deliberadamente un ritmo diferente y opuesto al anterior.
Observa y practica
Reflexiona sobre las frases y afirmaciones siguientes para llegar a tus propias conclusiones:
- ¿Hay épocas del año, del mes, de la semana, del día, que te resultan marcadamente positivas o desafortunadas?
- ¿Cuando las cosas comienzan "con buen pie", tienen más posibilidades de resultar exitosas: de la misma forma, algo que comienza mal, suele terminar mal?
- ¿Has observado qué sucede cuando el primer contacto con una persona no es positivo?
- ¿Tienes problemas recurrentes, que cada cierto tiempo se te presentan, en la misma o en parecida forma?
Ejercicio 1:
Observa tus biorritmos:
- La fluctuación de nuestras energías vitales se conoce a través de los biorritmos y su estudio y observación posibilitará la comprobación de este principio.
- Ritmo de 24 días, relacionado con la actividad y la energía física.
- Ritmo de 28 días, relacionado con lo emocional.
- Ritmo de 34 días, relacionado con la actividad intelectual.
- Puedes calcular tus biorritmos a partir del día de tu nacimiento, y conocer en qué situación se encuentran actualmente. La observación cotidiana de los aspectos relacionados con cada uno de ellos te hará comprobar en qué forma te afectan.
Ejercicio 2:
Descubre cómo fluctúa tu ánimo:
- Observa tu estado de ánimo en distintos momentos del día y regístralo en un cuaderno de trabajo.
- Estos momentos estarán previamente decididos: por ej. al levantarte, a media mañana, después de almorzar, a media tarde, por la noche.
- Lleva este registro durante un tiempo, por ejemplo dos ó tres semanas, incluso un mes.
- Al término de este tiempo, observa si hay alguna pauta que señala o te descubre cómo funciona tu ritmo emocional.
Ejercicio 3:
Rompe un ciclo negativo:
- La clave para romper un ritmo negativo está en la conciencia y en la voluntad.
- Elige algún tipo de dificultad que te surja de forma habitual: contigo mismo, en tu relación con los demás, problemáticas externas que te afectan periódicamente.
- Recuerda al menos 2 ó 3 ocasiones para poder realizar un análisis previo y en cada una de ellas recuerda cómo se desencadenó la situación: cómo era tu actitud, qué tipo de molestia se generó en ti, cuál fue tu respuesta, cómo reaccionaste ante estas situaciones.
- Cambiarás el ritmo si cambias tus pautas habituales de conducta provocando así un efecto distinto; por ejemplo, cambiando tu actitud o, en todo caso, respondiendo de una forma 'diferente'.
- Para ello, ante todo has de estar alerta para detectar el momento oportuno para producir el cambio, y doblegar con tu voluntad el impulso de actuar de forma habitual, lo que mantendría el ritmo negativo que ya se creó anteriormente.
- Si mantienes tu cambio, romperás el ritmo conflictivo. Si se te olvida, o dejas pasar alguna situación reaccionando "como siempre", no lo conseguirás: recuerda que "una golondrina no hace verano", y para crear un nuevo ritmo has de mantener la nueva conducta hasta que tengas constancia de haberlo logrado.
- Por ejemplo, una discusión que se genera en la pareja todos los domingos por la tarde... o cada vez que un hijo se enferma... o cada vez que llama o visita alguien determinado...
- Cuando periódicamente te engañan o pierdes dinero... o abusan de tu tiempo...
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