martes, 5 de febrero de 2013

Contienente Perdidos bajo el océano: Lemuria

  La Atlántida no es la única tierra antigua que se dice que se que se hundió en el mar. Tanto los eruditos como los fabulistas hablan de otros dos continentes sumergidos: las tierras legendarias de Lemuria y Mu.

El nombre de Lemuria procede de la antigua familia de los lémures y fue creado por el zoólogo inglés del siglo XIX P. L. Sclater en vista de la similitud de los lémures fósiles encontrados en la punta sur de la India y en la provincia de Natal de África del Sur. Sclater presumió la existencia de Lemuria, un continente sumergido que atravesaba antiguamente el océano Indico y unía el sur de África con el sur de Asia.

La idea de un puente tropical que uniese antaño las masas de tierra existentes captó la fantasía y consiguió el apoyo de una autoridad evolucionista tan destacada como Thomas Huxley. En Alemania, el biólogo Ernst Haeckel llegó a decir que la antigua Lemuria podía haber sido el perdido Jardín del Edén, cuna de la raza humana.

La tierra perdida de Mu ha sido también buscada desde hace tiempo por los estudiosos de cosas no explicadas. Apareció primero en una serie de libros de James Churchward, coronel británico retirado que había servido en los Lanceros de Bengala, en la India. Mientras trabajaba en una campaña contra el hambre, dijo Churchward, conoció a un rishi, o sumo sacerdote indio, que tenía en su poder una biblioteca de tablillas de piedra escritas en naacal, la lengua nativa de Mu.
Según la teoría de Churchward, fundada en las tablillas naacal y en las tradiciones orales de las islas del Pacífico y de partes de América Central y del Sur, los primeros seres humanos tuvieron su origen en Mu, hace unos 200 millones de años. Su ciencia, incluida la capacidad de manipular la gravedad, había avanzado mucho más que la actual. Pero, hace aproximadamente doce mil años, se produjo la tragedia en forma de una explosión catastrófica de gas. A consecuencia de ella, el continente de Mu se sumergió en el océano Pacifico. Lo único que quedó de una masa de tierra de ocho mil kilómetros de longitud por cinco mil de anchura fueron unas pocas islas desparramadas que sobrevivieron sobre las aguas. Los grandes e inexplicables restos encontrados en varias islas del Pacifico y las grandes estatuas de cabezas en la Isla de Pascua no pudieron ser construidos por la fuerza humana disponible en unas islas de población limitada como las actuales. También hay que observar que los hawaianos indígenas todavía llaman Mu al continente perdido.

De los pobladores del antiguo Mu, se presume que murieron 64 millones en la explosión cósmica. Los que sobrevivieron colonizaron en definitiva los otros continentes. Churchward murió en 1936 a la edad de ochenta y seis años, después de haber escrito 5 librs sobre el tema de Mu. Otras referencias escritas sobre Mu se presume que existen todavía en ciertos monasterios de las altas montañas de Asia Central. 

Lemuria es el nombre de la última parte del Gran continente que existió en el Pacífico Mu. La verdadera destrucción de Mu y su subsiguiente hundimiento empiezan en los 30,000 AC. Esta acción continuó por muchos miles de años hasta que la última porción del antiguo Mu, conocido como Lemuria fue también sumergida en una serie de nuevos desastres, los cuales terminaron entre 10,000 y 12,000 AC. Esto ocurrió precisamente antes de la destrucción de Poseidonis, la última parte del Continente del Atlántico: Atlantis.
 
El Señor Aramu-Muru (Dios Meru) fue uno de los grandes Lemurianos sabios y el Guardián de los Pergaminos durante los últimos días del juicio de Mu o de la condenada Mu. Fue bien conocido para el Maestro de Lemuria que una catástrofe final causaría gigantescas mareas para hundir lo último de sus tierras en el mar embravecido y en el olvido.

Aquellos que están trabajando en la Senda de la Mano siniestra, continúan diabólicos experimentos y no repararon "en la escritura de mano sobre la pared", así como hoy día sobre la Tierra, millones de pobladores están continuamente en lo de "comer, beber y alegrarse", aun cuando los fieles del Padre Infinito disciernen claramente los signos de los tiempos. Los Maestros y los santos trabajan en la senda de la Mano Diestra, empezaron a archivar las preciosas crónicas y documentos de las Bibliotecas de Lemuria.
 
Cada Maestro fue escogido por el Consejo de la Gran Jerarquía Blanca, para que fuera a diferentes secciones del mundo, donde, con seguridad el podría fundar una Escuela de la Antigua y Arcana Sabiduría. Esto fue para conservar el conocimiento científico y espiritual del pasado. Al principio por muchos miles de años, aquellas escuelas permanecieron en un misterio para los habitantes del mundo, sus enseñanzas y reuniones debían ser secretas. Por ello, ellas fueron llamadas hasta hoy día las Escuelas de Misterio o de los Shan -Gri -Las de la Tierra.

El Señor Muru, es uno de los Maestros de Lemuria, fue delegado por la Jerarquía para llevar los rollos sagrados consigo a lo largo con el enorme Disco Solar de Oro del Sol hacia el área montañosa de un lugar recientemente formado, en lo que ahora es Sudamérica. Aquí él guardaría y mantendría el foco de la llama de la iluminación. El Disco del Sol fue guardado en el Gran Templo de la Divina Luz en Lemuria y no fue simplemente un objeto de ritual y adoración, ni serviría para el único propósito que después fue usado por los Altos sacerdotes del Sol entre los Incas del Perú. Aramu-Muru partió a la nueva tierra en uno de los usados navíos aéreos de aquella época, mientras las últimas partes del antiguo continente se despedazaban en el Océano Pacífico, terribles catástrofes tenían lugar sobre toda la tierra. La Cordillera Andina de montañas surgió en aquella época y desfiguró la costa Oeste de Sudamérica. La antigua ciudad de Tiahuanaco
(Bolivia), fue en aquel tiempo un gran puerto de mar y una gran ciudad colonial del Imperio Lemuriano de magnificencia e importancia para la Madre Tierra. Durante los subsiguientes cataclismos se levantó sobre el nivel del mar y un benigno y tropical clima fue reemplazado por el helado clima polar de las altas mesetas, eternamente barridas por el viento, semejantes al frígido ártico.

Antes de que esto aconteciese, allí no había el Lago Titicaca, el cual es ahora el lago navegable más alto del mundo, sobre doce mil pies sobre el nivel del mar o sea cuatro mil metros. Así fue que al reciente formado lago el Señor Muru llegó desde la sumergida Lemuria, es el lugar conocido como el Lago Titicaca, el Monasterio de la Hermandad de los Siete Rayos cobró existencia, siendo organizado y perpetuado por Aramu-Muru. Este Monasterio, el cual fue la sede hogar de la Hermandad a través de todas las edades sobre la Tierra, estaba situado en un inmenso valle el cual había sido creado durante los días del nacimiento de los Andes y fue un extraño hijo de la naturaleza, en las que su exacta situación y altitud le dieron un calor, un clima semi-tropical donde las frutas y nueces podían crecer de un tamaño fenomenal. Aquí, sobre la cúspide de las ruinas que habían estado al nivel del mar, como a la ciudad de Tiahuanaco, el Señor Muru ordenó construir el Monasterio construido de gigantescos bloques de piedra cortadas sólo por la energía y fuerza lumínica . Esta construcción ciclópea es igual hoy a la que fue otrora y sigue siendo un repositorio de la ciencia y cultura lemuriana. 
 
  "El Continente Perdido de Mu" y "Los Hijos de Mu" de James Churchward's y (Neville Spearman) editores respectivamente, viajaron a otras partes del mundo y también levantaron Escuelas de Misterio, así que la humanidad tuviera a través de todos los tiempos que aparecieron en la Tierra, los conocimientos secretos que habían sido no perdidos, sino escondidos, hasta que los hijos de la Tierra hubieran progresado espiritualmente para estudiar y usar las Verdades Divinas.

La ciencia secreta de Adoma, Atlantis y otras civilizaciones mundiales muy adelantadas del mundo se pueden encontrar hoy en día en las bibliotecas de aquellas escuelas, porque estas civilizaciones también enviaron asimismo hombres sabios, para fundar Retiros Interiores y Santuarios a todo lo largo y ancho del mundo. Dichos Retiros estaban bajo la directa guía y al cuidado de la Gran Hermandad Blanca, la Jerarquía de los mentores espirituales de la Tierra.

El Valle del Monasterio de la Hermandad de Los Siete Rayos es conocido como el Valle de la Luna Azul y está situado en lo alto de las montañas andinas hacia el norte y al costado peruano del Lago Titicaca.

El Señor Muru no construyó inmediatamente el Monasterio a su arribo al Lago Titicaca, pero el siguió viajando por muchos años, estudiando y ayunando en los desiertos, donde el estaba en unión de otros hombres, quienes habían escapado de la catástrofe. Él fue originalmente acompañado por su aspecto femenino Arama Mara (Diosa Meru) cuando él salió de Lemuria en la aeronave. Aquellas no fueron usadas por la Madre Tierra para comerciar entre las Colonias.

La Hermandad de Los Siete Rayos existía desde tiempos inmemorables y había vivido en la Tierra en la misma época de innumerables edades antes, durante el tiempo de la Raza de los Mayores sobre la Tierra, alrededor de mil billones de años atrás. Sin embargo, si nunca hubo antes un Monasterio donde los estudiantes de vida, altamente avanzados en la Gran Senda de la Iniciación, llegarían a una armonía espiritual, para mezclar el flujo de su corriente vital. Cada estudiante vino dentro de uno de los Siete Grandes Rayos de Vida tal como si fuera un hilo coloreado en el tapiz que simboliza la vida espiritual del Monasterio. Por lo tanto, fue llamada la Hermandad de los Siete Rayos, también conocida como la Hermandad de la Iluminación.

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